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    1999 Decorando ascensores

    Ser mujer en un sector masculino, siempre fue una ventaja. La empresa de ascensores donde trabajaba tenía varios comerciales para contratar tanto los mantenimientos como la instalación de nuevos ascensores. Mis compañeros, todos licenciados, iban y venían con la documentación que les preparaba, asistían a citas y negociaban con comunidades de vecinos y administradores.

    Pero se nos ocurrió que yo también podía acompañarlos en alguna ocasión, ya que ver a una mujer en algunos casos ayuda a bajar el tono de las reuniones más difíciles. Claro, con una mujer delante, no se van aponer a dar gritos y las faltas de respeto se atenúan.

    Así que en las reuniones más conflictivas mis compañeros tiraban de mí y yo me sentía protagonista de la negociación.

    La parte amable del negocio al final era la decoración del ascensor; podía haber sido una negociación dura, pero un ascensor «bonito» era lo que al final quedaba.

    Bajo el rol de «decoradora de ascensores», acompañaba a las reuniones y terminaba dibujando un interior de ascensor con preciosos detalles.

    Traje de chaqueta, pelo recogido y maquillaje suave, representaban la cara amable de la empresa.

    Ocurrió, que a una de esas reuniones, tuve que enfrentarme sin mi compañero. Llegué a la reunión de vecinos donde iban a decidir qué empresa de ascensores contratar. El administrador de la finca junto con el presidente y algunos vecinos estaban charlando acerca de los presupuestos que tenían. Nadie me dijo que uno de los vecinos era de la competencia.

    Los vecinos querían que les explicasen los tiempos que se iba a tardar en cambiar el ascensor actual, cuánto tiempo lo iban a tener parado y cuánto les iba a costar por vecino. Después de contestar y explicar cómo sería en caso de contratarlo […]